“No hablar de lo que duele no lo hace desaparecer. Solo cambia de forma.”
Hay cosas que no dijiste.
Situaciones que viviste en silencio.
Momentos en los que tragaste el llanto, fingiste fuerza y seguiste como si nada… aunque por dentro se rompiera todo.
Eso que no contaste, eso que minimizaste, eso que negaste tantas veces… se quedó adentro.
Y el cuerpo lo supo. Lo supo cuando te pesaban los días.
Cuando el insomnio se volvió rutina.
Cuando tu pecho se apretaba sin razón, y tus pensamientos no te dejaban respirar.
No estás loco.
No estás exagerando.
Estás cargando emociones no expresadas, dolores no mirados, palabras que te tragaste para no molestar.
Y aunque no se vean, están ahí.
El corazón también se cansa de callar.
Y cuando no encuentra salida, el cuerpo lo grita.
Con ansiedad, con cansancio, con agotamiento emocional.
Con enfermedades que los médicos no entienden del todo, pero que tu alma conoce muy bien.
A veces, sanar no es tomar algo.
Es permitirte sentir.
Es llorar lo que evitaste, abrazar a tu niño interior, y dejar de exigirte tanto.
No es debilidad.
Es valentía emocional.
Es entender que no sos una máquina.
Que tenés derecho a frenar, a estar mal, a no poder con todo.
Y sobre todo: que tenés derecho a hablar.
A expresarte sin culpa.
A contar lo que te pasa, aunque no tenga forma exacta.
A ser escuchado, sin tener que justificarlo todo.
Este espacio existe por eso.
Para abrazar lo invisible.
Para dar lugar a lo que muchos no ven, pero vos sí sentís.
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💌 Cierre emocional:
Si hoy tu cuerpo te está pidiendo pausa, escucha.
Tal vez solo quiere que tu corazón sea escuchado.
Y aquí, siempre hay un lugar para eso.
Gracias por seguir leyendo.
Gracias por seguir sintiendo.
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